Cuando mi mano ya se arrugue
eres tú de quien yo todavía quiero saber.
A medida que mi cabello se vuelve gris y plata
acuérdate cuando yo era mi ayer.
Mi pelo negro disparejo que soplaba la brisa,
nos amábamos con facilidad.
Ahora bien, en el parque de la mano que sostengo,
me mantienes caliente, ya que se vuelve frío.
Nos sentamos en un banco riendo de nuestras imbecilidades,
Incluso de aquellas cosas que entre dos probábamos
ni una sola palabra debe ser escuchada.
Recuerdos de los años pasados,
ambos sonreímos ... los dos suspiramos.
Recordando nuestra primera mirada,
durante horas bailábamos.
Las flores que te regale por ninguna razón,
y las payasadas que hacía cada salida,
me hiciste un creyente en el amor verdadero.
De aquel tipo que ha sido bendecida desde arriba.
todos esos recuerdos que ahora propios.
Un tesoro de amor entre dos corazones,
nada pudo con nosotros.
Nuestro amor ha resistido la prueba del tiempo,
todavía estamos juntos nuestras almas entrelazadas.
